El lienzo de piedra, Elsa Zorn, 2021

¿Por qué pintamos? ¿Cuál es el impulso que lleva a un pintor a la necesidad de crear una obra concreta? ¿Es el deseo de contar una historia,  expresar un sentimiento o capturar la belleza de un instante?

El cuestionarnos el porqué de nuestras acciones, de nuestros sentimientos o el afán por  comprender el sentido de nuestra propia existencia es algo innato al ser humano, al Homo Sapiens, que lleva caminando en este planeta desde hace 300.000 años.

Todos nos hacemos multitud de preguntas y, para artistas como Elsa Zorn (Madrid, 1966),   intentar comprender cuál es el motivo que nos lleva a esa necesidad de crear, es una cuestión  vital y el germen de la obra sobre la que escribo hoy.

«El lienzo de piedra» óleo sobre tabla, 2021 (100 x 150 cm)

“Hace algunos años  quise realizar un cuadro sobre el momento en el que te pones a pintar. Cuando pintas estás aislada, en tu propio mundo, te olvidas de todo concentrada en el proceso creativo  y  esa abstracción, que es inherente a la naturaleza humana, me llama mucho la atención».

La pintora realizó algunos bocetos para desarrollar esa idea. Lo primero que pensó fue un autorretrato pintando en su estudio, pero enseguida lo desechó. También trató de elaborar la misma idea dibujando a otra persona,  aunque tampoco le gustó esa opción. A pesar de ello, la idea original permaneció en su mente esperando el momento adecuado para poder ser expresada.

El proceso creativo es un acto personal, íntimo. El desarrollar una idea requiere tiempo de silencio, de introspección, de emplear muchas horas planificando una obra, definiendo la historia que se quiere contar, estudiando la composición o buscando la luz. La obra va tomando forma en la mente, pero también el propio hecho de pintar requiere de ese aislamiento. En ocasiones, mientras pintamos escuchamos música, a veces pequeñas historias o incluso algún audiolibro. Durante  una sesión de trabajo Elsa Zorn estaba escuchando  la novela  “El clan del oso cavernario”, primer libro de la saga “Los hijos de la tierra” (Jean M. Auel).  Esta historia  está ambientada en el Paleolítico y su protagonista es una mujer que, perdiendo a su clan por un terremoto, debe adaptarse a un clan diferente para poder sobrevivir. 

En el  instante en el que  Elsa escuchaba esa historia, se dio cuenta de que esa mujer prehistórica le daba la oportunidad de desarrollar su idea de representar el momento íntimo del acto de la creación de una obra.

«El lienzo de piedra» (detalle)

El arte realista no solo nos permite representar lo que vemos, también nos permite visualizar mundos que no existen, bien sea porque sean ficticios o porque se refieren a épocas pasadas de la que no disponemos de imágenes reales. Sin embargo, esa imagen tiene que ser creíble para que atrape al espectador. Por este motivo el trabajo de documentación, a la hora de planificar una obra, tiene que ser riguroso. Existen numerosas referencias de la época prehistórica obtenidas mediante los estudios arqueológicos y desarrolladas a través de dibujos, infografías y descripciones.

No es mi intención que el cuadro sea una representación fiel de un momento histórico, sino un retrato íntimo de esa mujer ”.

También películas y documentales ambientados en esta época provocan que tengamos muy interiorizado, en la memoria colectiva, como eran nuestros ancestros y el tipo de sociedad y actividades que realizaban. Quizás por ese motivo, en este cuadro, llama la atención que sea una mujer la que está pintando en la cueva, ya que no se la suele representar realizando esa actividad.

“La mayoría de las representaciones de Homo Sapiens dibujando en una cueva son de hombres, mientras que ellas suelen estar al lado del fuego cuidando de la descendencia. Esta imagen algo estereotipada de la convivencia está tan integrada en nuestra retina que incluso representar a una mujer pintando puede ser una reivindicación feminista más o menos sutil.

Para dar vida a su idea, la pintora necesitaba a una modelo con unas características muy concretas. Debía ser una mujer delgada y enjuta, en la que se combinase la belleza con unos rasgos duros. Y por suerte esa persona era Lourdes, una modelo que trabajaba posando en el Círculo de Bellas Artes en Madrid, y que aceptó encantada la propuesta.

Otro aspecto importante era  recrear el ambiente que se respira en una cueva para poder desarrollar la composición y estudiar la luz. Desplazarse a una cueva real resultaba bastante complejo así que la pintora ‘construyó’ su propio set de rodaje. Esbozó las paredes de la cueva utilizando una estructura de cartón forrada con papel y colocó a la modelo ataviada con pieles y otros adornos.  Completó la escena decorando la cueva con diversos objetos depositados en el suelo, tales como cuencos o huesos que fue encontrando por el monte. Las luminarias que empleó para alumbrar la cueva son réplicas de aquellas que se utilizaban en la época y que se pueden ver en diversos museos.

El modo de trabajo de la autora consiste en realizar un dibujo previo de la imagen sobre el lienzo. Después  aplica una capa de pintura monocromo (grisalla) en donde define luces, sombras y volúmenes. Posteriormente aplica el color empleando múltiples veladuras.

Primeras capas de la elaboración del cuadro

Esta obra ha sido seleccionada en el prestigioso certamen de retrato Modportrait 2021, organizado por la galería Artelibre en Zaragoza y el Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM) en Barcelona). Actualmente puede contemplarse en Zaragoza hasta el 18 de junio de 2022 y después viajará a Barcelona donde se expondrá desde el 1 de julio al 18 de septiembre de este mismo año. Una oportunidad de disfrutar una obra que ahonda en el origen de nuestra fascinación por crear algo que nos permita expresar nuestro mundo interior.

“El arte es lo que nos diferencia de los animales. La mujer ancestro de todos nosotros, en la intimidad de su cueva, con escasa luz, en un acto íntimo y sencillo pero de una magnitud trascendente a la vez, me hace preguntarme una y otra vez ¿qué nos hace querer pintar? Que misterio más grande y más personal es el de la creación».

Mi agradecimiento a Elsa Zorn por aceptar participar en este blog, disfruté mucho de esta entrevista hablándome de su lienzo de piedra.

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